MIRARSE

mirarse las entrañas
desvestirse los huesos, las razones...
dejarse mudos los sonidos
trazar milimetricamente el espacio
de un cuerpo que se torna irreconocible...
pulverizarse la pupila con cada tilde agobiante
con cada huella de tiempo
con cada resonante latido...
despabilarse toda
desabrigarse...
atomizar cada milímetro de pensamiento.

RECONOCERSE
estudio para un autorretrato
cicatrices 
2007


Estudio para un autorretrato
caldos de cultivo de bacterias corporales
2008
proceso:
recoleccion de fluidos del cuerpo (lagrimas, saliva, sudor, orina, sangre...) y cultivo de muestras recolectadas.






Cuando se mira más afuera, un poco mas afuera del borde, vemos como todo se metamorfea, como todo está en un tránsito infinito…








Mis huesos sostienen más que carne,
ellos vibran con migo.
Me miro, mírame… mírate
Palpitantes estamos
Piel y más profundo, hasta el tuétano.

tuétano/autorretrato
instalación
cajas de luz y radiografías


















La superficie es solo un paño
Un tamiz por el que fluye a veces el adentro a veces el afuera.

Autorretratos


cuerpo/espacio
fotografía
2008





























































Video
Bersuit Bergarabat
titulo: Yo


EL GESTO
Te descubre
Te deja sin nombres, sin pieles…
El gesto te abandona en el mar despiadado de las interpretaciones
Habla de ti,
Te des-hace
Te des-aparece…
El gesto es antes de la palabra.



accion
45 minutos (yo con yo)
fotografía




EL PODER DEL RETRATO


El 21 de diciembre de 1984 nació en una clínica de la ciudad de Medellín una niña; nada sabía ella sobre las cosas que acontecían en el mundo, nada sabía sobre sus nuevas obligaciones adquiridas al nacer dentro de un sistema organizado llamado sociedad…

Fue marcada en su brazo izquierdo con una pequeña manilla plástica que llevaba su nombre, fecha y hora de nacimiento. Posteriormente fue declarada legalmente su existencia. Ahora ella hacia parte de sistema “civilizado”, tenía un nombre, un apellido, un código y por ende un lugar dentro de su ciudad, su país, su continente… ¿un lugar en el mundo?
Se certifico su normalidad, y fue adecuada por  el sistema médico para ser una persona apta, para estar inserta dentro de la sociedad; se le enseñaron las normas de convivencia y se le dieron bases morales para que fuese una persona de “bien”… se le enseño a bañarse todos los días, usar la ropa adecuada, a comer con los cubiertos, a no tocar, a peinarse, a saludar, a no hablar de lo intimo… se le enseño a vivir en sociedad; una edificación ideal realizada cientos de veces, todos los días en todo el mundo.
Hemos sido entrenados y adecuados para participar dentro de nuestras sociedades, aportar y convertirnos en maquinas útiles al sistema político, social y económico.

Pero… ¿es aquella niña su nombre y su apellido?, ¿Algo dice de su ser el registro clínico? ¿Podemos conocerla a través de su imagen carnetizada?, ¿A través de los registros virtuales?, ¿por medio de su hoja de vida?...

Fue durante los siglos XVIII y XIX que los gobernantes entendieron la necesidad de tener un registro de los habitantes dentro de sus dominios; comprendieron que su riqueza y su fuerza la constituía el poder laboral del pueblo, por ello se hacía necesario ocuparse de este tema.
Se inicia un proceso de recolección de datos, clasificación y control sobre los habitantes, su espacio de habitad, su estado normal o anormal, sobre el cuerpo, la familia, la sexualidad y la intimidad. Se codifica y clasifica dentro de unos parámetros establecidos por los gobernantes, necesarios para “el desarrollo y progreso de la civilización”.

En tanto los habitantes se moldean y acoplan a los modelos propuestos para pertenecer a la sociedad, empiezan a surgir nuevos conceptos; se empieza a hablar de identidad, individualidad y colectividad.

Con el desarrollo de las tecnologías se hace posible realizar bases de datos que contienen la información de cada habitante registrado y es sistematizada la imagen del sujeto y todos los datos posiblemente re colectables.

En gran medida el surgimiento de la fotografía posibilito la realización de nuevos análisis en torno al habitante, proporcionando importantes aportes en favor de esta causa.





Se retrata al sujeto no ya con el fin de que perviva en el tiempo ni con la antigua idea del retrato, que por medio de la representación pictórica daba un hito de importancia al sujeto retratado, donde el retrato pasa de ser un acto de afirmación de la vida; para convertirse en una herramienta útil a la clasificación, sistematización y control del sujeto.

La fotografía empieza a arrojarnos datos “reales” sobre los habitantes, sus características físicas, sus costumbres y modos de habitar. El sujeto se hace cada vez más reconocible y legible para el sistema de organización pública, que ya no solo posee datos de fechas y nombres, ahora posee la imagen “real” del sujeto mismo. Le ha categorizado por medio del retrato. Se ha adoptado la imagen del rostro como representante de la totalidad del cuerpo y se usa el nombre como sede del conjunto de las señas de identificación.

He escuchado como en muchas ocasiones la gente suele decir: si! Yo lo conozco lo he visto en una foto… o como afirman conocer a los actores y protagonistas de la farándula mundial. La razón fue capturada por la imagen y ahora la verdad es constituida por ella.
“La vista transforma al mundo en imágenes y, por lo tanto, fácilmente en espejismos.”[1]

Si en un principio la función del retrato fotográfico fue el de capturar al personaje de la manera más real posible, hoy intuimos que la realidad no está constituida por las imágenes que palpan nuestros ojos. “A partir de que la mirada predomina, el cuerpo pierde su carne, es percibido sobre todo desde el exterior.” [2]
Por medio del acto fotográfico también se puede capturar la piel de adentro, explotar la imagen hasta hacerla intangible, casi como un leve suspiro, o vomitarla de caos para que la retina no la resista… la fotografía quiere ir mas allá de lo “real” o lo llamado real, para hacerse significado más que verdad, juega con los elementos, inventa mundos, los aísla...

Dos cosas diferentes son la fotografía de “carnet” y el retrato, este se apropia de la imagen con un poder simbólico, mientras la otra usurpa al sujeto en su imagen. “Puede haber retrato solo cuando de una manera consciente el artista distingue entre el interés que experimenta por sus propias percepciones y una intención completamente deliberada de hacernos sensible a la apariencia de otra individualidad distinta a la suya.”[3]

Hemos visto como los artistas contemporáneos se apropian del tema de la identidad en el retrato, como cuestionan desde el acto fotográfico la imagen otorgándole otro carácter de verdad. Tan solo recordar a artistas como Andres Serrano, con su serie de retratos The morgue; donde realiza retratos de sujetos muertos, imágenes que nada nos dicen de la identidad del sujeto, pero bien ilustran sobre su condición y su tragedia. Así mismo Diane Arbus con sus Fricks, Nan Goldin con sus retratos de amigos heridos o sus autorretratos que nos acercan al voltaje de su cotidianidad…
El retrato fotográfico confiere al artista la capacidad de utilizar la herramienta de la fotografía para exponer sus cuestionamientos en torno al papel del individuo dentro de la sociedad, en torno a su propia intimidad y sensibilidad frente la vida y la muerte.

Entendíamos al retrato como el acto de nombrar a las personas, hoy la representación del rostro se ha banalizado para clasificar, manipular y reconocer al sujeto.
Todos estamos clasificados y sistematizados somos “datos” en las redes virtuales, una imagen borrosa ilegible, tan solo una intuición de un individuo.

El cuerpo es ahora la metáfora de uso simbólico  que se amplía a la par que las señas de identidad, siendo un terreno más indefinido y por tanto capaz de mostrar al individuo de forma más compleja en la representación plástica.



[1] David Le Breton; el sabor del mundo pj 53
[2] David Le Breton; el sabor del mundo pj 61
[3] Rosa Martinez-Artero; El retrato; del sujeto en el retrato, 2004