Las manos
nos permiten el contacto con él afuera ellas tocan, comunican, sostienen...
entre ellas recojo, doy y ofrezco. Tomar algo entre las manos me constriñe a
observarlo y comprenderlo en su forma; entrar en relación con aquello que toco
es a su vez dejar que la otredad entre en relación conmigo, dejarse afectar por
el mundo.
“Ser una
piedra que se deja envolver por el agua, es ser el agua que envuelve a la
piedra”.
Debemos
volver a tejer con nuestras manos posibilidades de unir, posibilidades de sanar,
abrazar y conectarnos con el otro; nuestro primer contacto con él afuera fueron
las manos, ellas nos recibieron y a través del contacto con la piel del otro
adquirimos conciencia de ser y estar en el mundo.
Las manos
se encuentran directamente conectadas con nuestro cerebro por eso hacen parte
esencial del lenguaje y nos remite a sentimientos, memorias y sensaciones que
despiertan una correlación de información que nos completa y nos confronta. La
mano ofrece el mundo, lo crea, lo moldea, lo transforma, lo utiliza, le da un
sentido.
Las manos son la más pura expresión de lo humano.
La mirada
conecta el objeto sostenido con una cierta conciencia tempo-espacio, me habla
de lugares, de estaciones, el momento de cosechar, sembrar, los objetos
encontrados durante las caminatas en la playa me conectan con el ciclo de las
mareas y los hombres. Es un registro que pretende generar una lectura muy
intima de los días que pasan y de las pequeñas cosas que aún me sorprenden.
Poesia entre manos
Este juego
de imágenes son asociaciones a las que me conecta aquello que sostiene mi mano,
sensaciones que derivan en otros momentos ya vividos, reflexiones que el objeto
me trae cuando entro en la contemplación y en la reflexión. Un juego de imágenes
que conectan el presente, la memoria y la nostalgia.
“Dotadas de
un genio enérgico y libre, de una fisonomía - rostros sin ojos y sin voz, pero
que ven y que hablan” Henry Focilon
"Las
manos son “diosas” de la creación, dadoras de dones, entregadas, capaces,
diversificadas, cambiantes; la mano ofrece el mundo, lo crea, lo moldea, lo
transforma, lo utiliza"
(La mano a
través del arte: simbología y gesto de un lenguaje no verbal; Mónica Cerrada
Macìas)
Aquello que
miro está siendo acogido por mi ser, está entrando en contacto conmigo. La
dupleta ojo-mano realizan
en un
complejo juego cerebral una conexion perfecta entre cuerpo y pensamiento que me
permiten acercarme e interpretar; no necesito tocar directamente para tener una
idea de la textura, forma o temperatura.
"Los
gestos de la mano, como lenguaje no verbal común al hombre pueden expresar los
diversos afectos del ánimo y evidencian la estrecha relación entre la mano y la
mente, pues la mano expresa lo que la mente piensa y lo que el hombre siente,
siendo capaz de reflejar la interioridad psíquica"
(La mano a
través del arte: simbología y gesto de un lenguaje no verbal; Mónica Cerrada
Macìas)
Una noche
mirando mi archivo de fotos encontré un tipo de captura que insistentemente se
repite en diversos momentos de mi vida. He fotografiado mi mano y la mano de mi
hijo acogiendo objetos y otras cosas que nos despertaron en su momento el
asombro. Las fotos de mi hijo en especial, no solo incluyen su mano sino también
su rostro lleno de emoción y sorpresa por aquello que sostiene y con lo cual
está estableciendo un contacto.
Había
tantas que pude realizar una carpeta que llame “entre manos” sin otras
pretensiones que dar un poco de orden al caos en mi archivo digital. Con los
días, consiente de la existencia de este archivo, empece a realizar este
ejercicio con una atención diferente; escuché lo que me decían los objetos, las
formas, los colores, las texturas... el río de emociones que se trasportaba en
mi cuerpo, lo que evocaba en mí el contacto. Animada con mis reflexiones
ocasionalmente compartí algunas imágenes en mis redes sociales. Linda sorpresa
al empezar a recibir por parte de amigos y familiares fotografías de sus manos
que sostenían en ocasiones flores, imágenes, pequeños objetos... Entonces
encontré en este gesto simple y primitivo donde se teje nuestra experiencia con
el mundo, un portal para conectarnos de una forma muy íntima cada uno desde la
experiencia de su propio contacto.
En este, que es uno de los gestos más humanos que existe, radica una potencia poética por el simple echo de que conecta con una memoria antigua, con la conciencia corpórea de estar y de vivir en relación con el afuera y con los otros. La impronta nuestra en el mundo y del mundo en nosotros.
Manos
unidas
(Gonzalo
Arango)
más una
mano
no son
dos manos;
Son
manos unidas.
Une tu
mano
a
nuestras manos
para que
el mundo no esté
en pocas manos
sino en todas las manos.
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